Tanto más fácil habría sido que se jugara en Porto Alegre. Ocho años de esfuerzo solícito inútil. Pero claro, lo de Porto Alegre era una utopía. No entiendo siquiera como se permitieron pensar que era factible.

Brasileños, argentinos, paraguayos y, contra todos los pronósticos, uruguayos, y un puñado de extranjeros. Eso iba a ser todo. Público nunca más atinado. Pero no. Los sueños insostenibles se truncan. Las mentes engañadas por sus propios deseos terminan lamentando sus fantasías. ¿A quién se le ocurre que iba a ser posible?

Al principio me sentí defraudado, cuando lo supe. Pero después entendí que así habría de ser. De Porto Alegre a Sevilla. Ahora serían gitanos, moros y guiris las mayorías. Los sudacas seríamos el puñado.

               

Artículos más recientes